lunes, 14 de mayo de 2007

Un Amor (demasiado) Supremo

Están locos estos jazzers... Foto: Saint John Coltrane Church.

¿Pensabais que con el escándalo de Gescartera lo habíais visto todo en materia religiosa? ¿Que lo más cool de la devoción sería unirse a una de las numerosas Iglesias de Elvis que se dan en los Estados Unidos? ¡No seáis antiguos! Si os preciáis de ser unos auténticos jazzers, seguid estos sencillos consejos: recomendad “No America, no jazz” a vuestras novias y hermanas y emprended sin demora una peregrinación a San Francisco. Sólo allí, en la Saint John Coltrane Church, encontrará vuestra atormentada alma de pecadores sosiego.

Más información sobre esta peculiar Iglesia en los artículos publicados por el periodista Jack Boulware aquí (ENG) y en el Guardian Unlimited Travel aquí (ENG). Amén.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Dizzy for President


En 1958, Cannes se rinde a los pies de estos otros dos conspiradores: "A night in Tunisia" interpretada por Dizzy Gillespie con Kenny "Klook" Clarke haciendo de las suyas a la batería.

Al cierre de este primer plebiscito entre los aún pocos –pero selectos, eso sí- lectores de “No America, no jazz”, la opción más votada de entre las propuestas ha sido esta perla del anecdotario jazzístico…

En 1963, el gran Dizzy Gillespie (nacido John Birks Gillespie, Cheraw, Carolina del Sur, 1917 – Englewood, Nueva Jersey, 1993), presentó medio en broma medio en serio su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos en protesta por la segregación racial en el país.

Su campaña en contra de los dos principales candidatos, el demócrata Lyndon Johnson y el republicano Barry Goldwater ("Anybody coulda made a better president than the ones we had in those times", escribiría más tarde), encontró apoyo en los ambientes progresistas pro derechos civiles. Se crearon y vendieron chapas con el lema “Dizzy for President” -altamente codiciadas hoy por nostálgicos y mitómanos-, cuyos beneficios iban destinados al Congress for Racial Equality (CORE), a la Southern Christian Leadership Conference (SCLC), así como a otros proyectos bajo dirección de Martin Luther King. Incluso fue compuesto un himno para la ocasión: una versión del tema “Salt Peanuts”, compuesto por “Diz” y el batería Kenny Clarke, a la que le fueron añadidos versos por cortesía del vocalista de scat Jon Hendricks. La letra decía algo así como...

“Your political leaders spout a lot of hot air
Vote Dizzy! Vote Dizzy!
But Dizzy blows trumpet so you really don't care
Vote Dizzy, Vote Dizzy!"

Aún seguís curiosos, ¿eh?. Pues bien, en "No America, no jazz" nos hemos surfeado toda la red hasta dar con esta rareza que os ofrecemos en exclusiva:


Dizzy Gillespie & Jon Hendricks - Vote Dizzy (Salt Peanuts)
[Dizzy for President. Knitting Factory, 1997]

Pero lo mejor estaba por llegar... El célebre buen humor del trompetista se manifestó una vez más al hacer pública la lista del que estaba llamado a ser su gabinete. Éste incluía, amén de a Ramona Crowell, su vicepresidenta de campaña y principal promotora de esta fabulosa historia, a Duke Ellington como secretario de Estado, a Miles Davis como ministro de Finanzas (pese a que él dijo preferir la dirección de la CIA), a Max Roach en la cartera de Defensa, Louis Armstrong en la de Agricultura y Ella Fitzgerald en la de Sanidad y Educación. Peggy Lee sería ministra de Trabajo, Charles Mingus, quien en principio iba a hacerse cargo del Ministerio de Guerra, lo haría del creado en sustitución de aquél Ministerio para la Paz, Thelonius Monk sería nombrado embajador plenipotenciario itinerante, Mary Lou Williams, embajadora ante la Santa Sede y Ray Charles –fina ironía ésta-, director de la Librería del Congreso.

Las propuestas que pretendía llevar a cabo de resultar elegido no tenían tampoco desperdicio alguno: desde desposeer de la nacionalidad estadounidense al gobernador de Alabama George Wallace –quien acuñó la infame frase de "segregation now, segregation tomorrow, segregation forever"- y deportarlo a Vietnam a cambiar el nombre de la Casa Blanca (The White House) por el de The Blues House u ordenar a la NASA el envío de un astronauta negro a la Luna (el propio Gillespie se ofreció como voluntario al no encontrar ningún candidato cualificado).

Finalmente, Dizzy se quedó sin misión Apollo y sin poder acometer las acciones más serias de su programas electoral, tales como unas sanidad y educación universales y gratuitas. Decidió retirar su candidatura de la carrera por la presidencia y pidió a sus amigos que votaran a Johnson, quien, a diferencia de él, tenía posibilidades reales de vencer en los comicios. Sin embargo, su particular lucha sirvió para reclamar una mayor atención por parte del Partido Demócrata hacia la población negra y sus problemas.

Fuese por las indicaciones al respecto del Gillespie o no, el caso es que así sucedió: Johnson resultó elegido para un nuevo período presidencial en 1964 con un apabullante 61,1% de los votos, lo que permitió a los demócratas aprobar en el Congreso numerosos programas sociales en los campos dea la educación, las artes y las humanidades, la sanidad y la vivienda. Además, la promulgación de la Ley de Derecho al Voto de 1965, abrió definitivamente a los negros estadounidenses las puertas de los colegios electorales.

El "embajador del jazz", en su autobiografía "To Be or not to Bop: Memoirs of Dizzy Gillespie" (Al Fraser y Dizzy Gillespie. Doubleday. Nueva York, 1979) escribió: "[...] pienso que Estados Unidos necesita un presidente que tenga una visión espiritual de las cosas, por el bien del género humano. Este tipo de punto de vista es el más importante, en mi opinión, para un estadista. Hay que ir más allá de las divisiones para buscar la unidad" (tomado a partir del librito introductorio a "Dizzy Gillespie: Ultimate" en la serie "Estrellas del jazz" del diario El País, por Miquel Jurado) . ¡Ay, otro gallo cantaría en América -con sordina, tal vez- si el bueno de "Diz" hubiese llegado a rebautizar la Casa Blanca!

Podéis encontrar artículos sobre el tema en la History News Network de la George Mason University aquí (ENG), en el Michigan Daily Online aquí (ENG) y en el Guardian Unlimited Arts aquí (ENG).

sábado, 5 de mayo de 2007

Tiembla, Martínez Albertos

A Miles le entusiasma la idea. Foto: Anton Corbijn.

Claro que sí: vosotros sois “No America, no jazz”. Por eso, en la constante voluntad de mejora y de hacer esta experiencia lo menos onanista posible, os propongo una nueva forma de interacción que dinamitará las fronteras de la comunicación y hará que peligren las canas de más de un vetusto catedrático.

No sé si, como afirmaba Nietzsche, Dios ha muerto, pero el esquema clásico de la comunicación desde luego sí. ¡Al pilón con el emisor – mensaje – canal – receptor – código – contexto! ¡Comienza en “No America, no jazz” la era de la participación directa!

No se trata ya de que deis vuestra opinión en un cuestionario del tipo “¿qué te ha parecido este artículo?” después de que la entrada haya sido publicada –¿qué sentido tiene eso en estos “tiempos nuevos, tiempos salvajes”?-. A partir de ahora, vosotros dictaréis la agenda setting del blog, es decir, elegiréis el tema que abordaremos en el siguiente post de entre las opciones que os proponga, tecnología gratuita mediante. ¡Con “No America, no jazz” ser miembro de un consejo de redacción nunca fue tan fácil!

Y ya, sin más dilación, queda inaugurado este pantano:




Los resultados determinarán la temática de la siguiente entrada, que aparecerá, presumiblemente, en un día o dos. Gracias por ser parte imprescindible de "No America, no jazz".

jueves, 3 de mayo de 2007

Joaquín Chacón Sexteto y Ana Popovic

El guitarrista madrileño Joaquín Chacón a las puertas de la veteranía.
Foto: Javier Nombela.

En la agenda local más oficial aparecen dos citas con el jazz y el blues:

  • Sábado 5 de mayo
    Joaquín Chacón Sexteto
    Teatro Calderón (Sala Delibes)
    21:00 h.
    12 Euros
    + info

Y en el recientemente inaugurado Centro Cultural Miguel Delibes (con esto de las elecciones está quedando la ciudad monísima, oiga):

  • Viernes 18 de mayo
    Ana Popovic
    Centro Cultural Miguel Delibes, Auditorio nº2, Sala de Cámara
    21:00 h.
    20 Euros
    + info

Me da a mí en la nariz que, con estos precios, por muy hermosa que sea la señorita Popovic -que lo es- y mucho escenario que haya compartido con Bob Dylan y Ike Turner, van a tener que merendarse su blues entre aplausos enlatados. Las familias españolas están endeudadas hasta las cejas... ¿o acaso no leen los periódicos?

miércoles, 2 de mayo de 2007

A Andrew Hill, in memoriam

Andrew Hill: la tranquilidad de las cosas bien hechas. Foto: Thomas King.

A España llegan tarde hasta las malas noticias. Hoy aparecía en la edición impresa de El Mundo el obituario de Andrew Hill (Chicago, Illinois, 1931- Jersey City, Nueva Jersey, 2007), formidable pianista y compositor y uno de los fundadores de la corriente post bop.

En trabajos tan memorables como "Black Fire" (Blue Note, 1963) o "Point of departure" (Blue Note, 1964), Hill dotó al be bop de una audaz sofisticación, definiendo con sus complejas líneas armónicas y rítmicas un nuevo estilo que se nutría de otras vías exploratorias como el avant-garde o el jazz modal.

En su período que podríamos denominar de formación pudo acompañar a gigantes como Charlie Parker, Miles Davis o, tras mudarse a Nueva York, Dinah Washington. Sin embargo, desde su potente debut con "Black Fire", Hill se rodeará de consolidados músicos de su generación como Eric Dolphy, Freddie Hubbard, Elvin Jones, Joe Henderson o Tony Williams destinados a entrar en la Historia del jazz.

Pese a que, en mi humilde opinión, lo más interesante –que es mucho- de su discografía son los álbumes publicados para el sello Blue Note entre 1963 y 1969 bajo el ala del Alfred Lion, que lo nombró “su último gran protegido”, en sus posteriores producciones para casas como Freedom, East Wind, Soul Note o Palmetto, Hill mantuvo un alto nivel con destacables aportaciones entre las que se cuentan "Verona Rag" (Soul Note, 1986), "Eternal Spirit" (Blue Note, 1989) y "Dusk" (Palmetto, 1999).

El reconocimiento por parte del gran público fue tardío: “Dusk” fue elegido disco del año por las revistas Down Beat y Jazz Times y en 2003 fue galardonado con el Jazzpar Prize –algo así como el Nobel del jazz, salvando que se otorga en Copenhague-. En 2004 fue diagnosticado cáncer de pulmón terminal, pero, poseedor de una admirable vitalidad, aún tendría tiempo de publicar "Time Lines" (Blue Note, 2006) y de encarar “su trabajo y el futuro con entusiasmo” antes de fallecer el pasado 20 de abril.

De modo que, en sintonía con el desbordante optimismo de Andrew Hill -y el que quiera ver guiños espirituales, allá él-, creo adecuado terminar con buen sabor de boca de esta entrada. Os dejo con "New Monastery", de su colosal "Point of departure"...

Andrew Hill - New Monastery
[Point of departure. Blue Note, 1964]