sábado, 2 de junio de 2007

Libro de estilo de "No America, no jazz"

Niños, escuchad lo que Tío Wynton tiene que deciros... Foto: Clay McBride.

A tenor de lo visto por ahí -no se me alboroten todavía-, "No America, no jazz" presenta su esperado libro de estilo, unas pequeñas dosis de coherencia con carácter no vinculante.
  • Horteradas, las justas. Por recomendación expresa del Ministerio de Sanidad y Consumo, este blog no está pensado para privar al país de su tan ansiada descendencia patria. De modo que, para evitar muertes prematuras por angina de pecho, nada de colores de fuente irritantes, nada de plantillas elaboradas bajo los efectos de experiencias lisérgicas pasadas, nada de animaciones en Flash volando por toda la pantalla… bastantes sustos nos dan ya las facturas del gas y la luz.
  • Al pilón con la música y los vídeos intrusivos. ¿Quién no ha sentido el deseo de estrangular al que consideró una magnífica idea que sonara una versión robótica del "Adagio for strings" de Samuel Barber cada vez que visitas su página? No diré más… bueno, sí: para los que, en un arrebato de dignidad humana, hayan llevado a cabo tan loable acto, aducir que el soniquete infernal os destrozó la mejor parte de una balada de Billie Holiday es contemplado como un atenuante por el Tribunal Penal Internacional.
  • Las críticas, con humor. Hay que dar cera, que diría Madame Tussauds. Faltaría más, enemigos hay que tener hasta en el infierno, pero dado que no es esto un compendio de pequeñas venganzas, haremos lo posible por encauzar esta vena gruñona y cascarrabias hacia la jovialidad y el buen rollo. Os conmino a ello: una colleja con sonrisa no es menos colleja.
  • No es cuestión de enlazar por enlazar. Un buen amigo gusta de decir que los links son lianas y nosotros, Tarzanes de la Red, saltando de hipervínculo en hipervínculo. A lo mejor pecamos de puristas, pero si cada frase remite tres veces a la Wikipedia la lectura resulta un pelín cargante. Aviso para navegantes: conviene enlazar con algo de criterio.
  • La publicidad es un tostón. No hay vuelta de hoja: son cuatro los que se hacen ricos incluyéndola en su blog, así que estaréis conmigo en que no tiene mucho sentido dar la vara al personal con algo que no va a pagar mis copas de esta noche. Consideradlo una muestra de respeto hacia los lectores.
  • Las fuentes se citan. La informalidad del medio no es excusa para el plagio ni óbice para reconocer el trabajo ajeno. Ya lo decían The Smiths, “if you must write prose or poems the words you use should be your own”, así que si hacemos uso de material externo es más que recomendable nombrar el autor. Hacer las cosas bien no cuesta nada.
  • Participación, participación, participación. No nos cansamos de decirlo... ¡vosotros sois “No America, no jazz”!

viernes, 25 de mayo de 2007

Fábula del festival fantasma

Imagen promocional de los Jazz Kidding: "no te digo y te lo digo ".
Foto: Quirós
.

El voto en “No America, no Jazz” puede ser remolón y cachazudo pero, so pena de excomunión por la Saint John Coltrane Church, es obligatorio. De modo que, mientras, temerosos de que la ira del free caiga sobre vuestras cabezas, seguís meditando qué opción del segundo plebiscito os convence más, tomad rotulador mágico para escribir esta prodigiosa fábula: "Érase una vez un festival tan modesto, tan modesto que ni página web tenía..."

II Festival de Jazz y Otras Músicas de Castilla y León

  • miércoles 6 de junio
  • Jazz Kidding
  • jueves 7 de junio
  • Óscar Perez Reunión + Paul Stocker
  • viernes 8 de junio
  • Javier Paxariño

Todas la actuaciones tendrán lugar la Sala Delibes del Teatro Calderón de Valladolid a las 20:30 h. El precio de la entrada para cada espectáculo es de 6 Euros.

Y ahora, dos párrafos reservados al desahogo. Investigando, investigando, uno tiene serias dudas de que este festival no sea de cartón piedra. No es tanto que una historia subvencionada por la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León y la Fundación Municipal de Cultura de Valladolid no tenga una página propia en Internet -que ya tiene bemoles la austeridad mesetaria-, es que ni siquiera aparece anunciada en la programación del Teatro Calderón para el mes de junio. Point down.

A estas alturas, que las instituciones hagan mal las cosas a nadie soprende y tampoco es la primera vez que tratamos aquí su oscurantismo, pero es que los artistas de marras también tienen lo suyo: a la inexistente web de Óscar Pérez -que, suponemos, estará en su Reunión alone-, hay que sumar el sitio de Javier Paxariño, sólo navegable si sois doctos en datación por radiocarbono, pues su última revisión fecha -agarraos- de octubre del año 2000. ¡Canastos! Con este percal, hasta la horterada de los Jazz Kidding merece respeto...

domingo, 20 de mayo de 2007

Elecciones en "No America, no jazz"

Haciendo carne aquella frase de Cortázar de "Esto lo estoy tocando mañana", de nuevo en "No America, no jazz" nos hemos adelantado al tiempo. En concreto le hemos sacado siete cuerpos de ventaja (uno por día) en la línea de llegada.

Me explico: los que aún creéis en este simulacro de democracia habréis de acudir a votar en las elecciones autonómicas y municipales el día 27 de este mes, mientras una minoría ilustrada de demócratas arrepentidos estamos llamados ese mismo día a otra clase de urnas, las funerarias, en las que yacen las cenizas de nuestra fe en este corrupto sistema. No obstante, hemos de dejar a un lado nuestras diferencias y encontrar aquello que nos une. Let us unify, jazzers! Let us stay together!

Con este espíritu tan de buen rollito nace el segundo referéndum de "No America, no jazz": una pregunta, varias candidaturas y una opción ganadora tras el recuento que determinará la siguiente entrada del blog. Así es esto, amigos, utopía pura, sin trampa, cartón ni transfuguismo. ¡Hasta Dizzy estaría contento!




Difícil elección ésta, lo sé. Pero, para aliviar la tensión que produce el saber que en el puntero de vuestro ratón arde el futuro de "No America, no jazz", os dejo con esta cucada de anuncio que Wynton Marsalis protagonizó para el combo iPod + iTunes de Apple, interpretando con su banda un fragmento del tema "Sparks".


sábado, 19 de mayo de 2007

El jazz cabe en tres versos

Dejad que los niños se acerquen al haijin... Foto: Jorge Onecha.

¿Qué ocurre cuando se unen en un libro los haikus y el jazz? Que se pilla al noventa y tantos por ciento de la gente en fuera de juego, así de sencillo. Esto es grosso modo lo que sucedió en la presentación del poemario “Haikus de jazz” del joven Eduardo Roldán (Valladolid, 1978) ayer tarde en la Librería Oletvm.

Il Padrino de tal evento fue el director de El Mundo/Diario de Valladolid, Óscar Campillo, pero, dado que no me he propuesto acumular méritos para hacer prácticas este verano, no os mentiré: me perdí su presentación por impuntual y sólo hice aparición una vez comenzada la fugaz lectura de alguno de los haikus que componen el libro. Como ya sabréis, los haikus son algo así como la eyaculación precoz de la poesía, de modo que Roldán, para no despachar su libro de una sentada, recitó apenas un puñado.

Daba comienzo entonces el pertinente ágape por obra, gracia y gula del capitalismo ladrillil. Mientras, en un rincón, el apocado haijin y sus quince minutos de fama firmaban ejemplares, el vino español congregaba a la mayoría de los ávidos asistentes -¿o acaso pensasteis por un momento que la parroquia hacía cola por amor a la lírica?- y una suerte de Quintette du Hot Club de France en versión trío amenizaba la espera con versiones horchata-en-vez-de-sangre de grandes clásicos "de ayer, de hoy y de siempre".

La parquedad en palabras de Roldán, motivada sin duda por su manifiesta timidez, se vio compensada por el esmero con el que escribió casi otro libro de dedicatoria a cada uno de los asistentes que compraron su obra. En lo que esperaba mi turno, y por no pegarme con los asistentes por las virutas de jamón, me di a la lectura del volumen, del que os presento dos de los haikus más jugosos que -a falta de otra cosa- me llevé a la boca:


El mirlo canta

blanco de artificios.
No tiene dientes.


Minipunto para aquellos que hayan adivinado que tras estos versos se perfila la delicadeza consumida de Chet Baker. Veamos qué tal se os da este otro:


Un dólar solo

en la boina fatigada
tirita y sueña.


Fantástico. Claro que sí, era Stanley Jordan, uno de los primeros protagonistas de la galería de "No America, no jazz".

Y así, más pendiente de no dejar escapar la siguiente remesa de viandas que de atender a revisiones jazzísticas de la tradición poética nipona, es como pasa estas tardes primaverales la crema de la intelectualidad castellana. Si en 1975 Londres estaba finalmente lista para Bruce Springsteen, en 2007 el jazz en Valladolid se va a hartar de esperar…

"Haikus de jazz", de Eduardo Roldán, está publicado por Incipit Editores. Más información aquí.

martes, 15 de mayo de 2007

Jazz local en el Café España

Una auténtica "alianza de civilizaciones" es el mestizaje del jazz con los ritmos brasileños que nos proponen los Medio Cabalo.

Los que quieran disfrutar de un par de martes “de tranqui” antes del período de exámenes tomen nota de la programación de los dos últimos conciertos de esta temporada que el Café España alberga en su ciclo “Jazz desde Valladolid”:
  • martes 15 de mayo
    Carlos Kawash y Paco Tejero
    en Café España (Fuente Dorada, 8)
    Entrada gratuita
    + info

  • martes 22 de mayo
    Medio Cabalo
    en Café España (Fuente Dorada, 8)
    Entrada gratuita
    + info

Dos interesantes veladas para hacer tiempo en lo que empieza el VIII Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle de Valladolid, que se celebrará del 23 al 27 de mayo. Ya sabéis lo que dicen: no sólo de jazz vive el hombre...

lunes, 14 de mayo de 2007

Un Amor (demasiado) Supremo

Están locos estos jazzers... Foto: Saint John Coltrane Church.

¿Pensabais que con el escándalo de Gescartera lo habíais visto todo en materia religiosa? ¿Que lo más cool de la devoción sería unirse a una de las numerosas Iglesias de Elvis que se dan en los Estados Unidos? ¡No seáis antiguos! Si os preciáis de ser unos auténticos jazzers, seguid estos sencillos consejos: recomendad “No America, no jazz” a vuestras novias y hermanas y emprended sin demora una peregrinación a San Francisco. Sólo allí, en la Saint John Coltrane Church, encontrará vuestra atormentada alma de pecadores sosiego.

Más información sobre esta peculiar Iglesia en los artículos publicados por el periodista Jack Boulware aquí (ENG) y en el Guardian Unlimited Travel aquí (ENG). Amén.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Dizzy for President


En 1958, Cannes se rinde a los pies de estos otros dos conspiradores: "A night in Tunisia" interpretada por Dizzy Gillespie con Kenny "Klook" Clarke haciendo de las suyas a la batería.

Al cierre de este primer plebiscito entre los aún pocos –pero selectos, eso sí- lectores de “No America, no jazz”, la opción más votada de entre las propuestas ha sido esta perla del anecdotario jazzístico…

En 1963, el gran Dizzy Gillespie (nacido John Birks Gillespie, Cheraw, Carolina del Sur, 1917 – Englewood, Nueva Jersey, 1993), presentó medio en broma medio en serio su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos en protesta por la segregación racial en el país.

Su campaña en contra de los dos principales candidatos, el demócrata Lyndon Johnson y el republicano Barry Goldwater ("Anybody coulda made a better president than the ones we had in those times", escribiría más tarde), encontró apoyo en los ambientes progresistas pro derechos civiles. Se crearon y vendieron chapas con el lema “Dizzy for President” -altamente codiciadas hoy por nostálgicos y mitómanos-, cuyos beneficios iban destinados al Congress for Racial Equality (CORE), a la Southern Christian Leadership Conference (SCLC), así como a otros proyectos bajo dirección de Martin Luther King. Incluso fue compuesto un himno para la ocasión: una versión del tema “Salt Peanuts”, compuesto por “Diz” y el batería Kenny Clarke, a la que le fueron añadidos versos por cortesía del vocalista de scat Jon Hendricks. La letra decía algo así como...

“Your political leaders spout a lot of hot air
Vote Dizzy! Vote Dizzy!
But Dizzy blows trumpet so you really don't care
Vote Dizzy, Vote Dizzy!"

Aún seguís curiosos, ¿eh?. Pues bien, en "No America, no jazz" nos hemos surfeado toda la red hasta dar con esta rareza que os ofrecemos en exclusiva:


Dizzy Gillespie & Jon Hendricks - Vote Dizzy (Salt Peanuts)
[Dizzy for President. Knitting Factory, 1997]

Pero lo mejor estaba por llegar... El célebre buen humor del trompetista se manifestó una vez más al hacer pública la lista del que estaba llamado a ser su gabinete. Éste incluía, amén de a Ramona Crowell, su vicepresidenta de campaña y principal promotora de esta fabulosa historia, a Duke Ellington como secretario de Estado, a Miles Davis como ministro de Finanzas (pese a que él dijo preferir la dirección de la CIA), a Max Roach en la cartera de Defensa, Louis Armstrong en la de Agricultura y Ella Fitzgerald en la de Sanidad y Educación. Peggy Lee sería ministra de Trabajo, Charles Mingus, quien en principio iba a hacerse cargo del Ministerio de Guerra, lo haría del creado en sustitución de aquél Ministerio para la Paz, Thelonius Monk sería nombrado embajador plenipotenciario itinerante, Mary Lou Williams, embajadora ante la Santa Sede y Ray Charles –fina ironía ésta-, director de la Librería del Congreso.

Las propuestas que pretendía llevar a cabo de resultar elegido no tenían tampoco desperdicio alguno: desde desposeer de la nacionalidad estadounidense al gobernador de Alabama George Wallace –quien acuñó la infame frase de "segregation now, segregation tomorrow, segregation forever"- y deportarlo a Vietnam a cambiar el nombre de la Casa Blanca (The White House) por el de The Blues House u ordenar a la NASA el envío de un astronauta negro a la Luna (el propio Gillespie se ofreció como voluntario al no encontrar ningún candidato cualificado).

Finalmente, Dizzy se quedó sin misión Apollo y sin poder acometer las acciones más serias de su programas electoral, tales como unas sanidad y educación universales y gratuitas. Decidió retirar su candidatura de la carrera por la presidencia y pidió a sus amigos que votaran a Johnson, quien, a diferencia de él, tenía posibilidades reales de vencer en los comicios. Sin embargo, su particular lucha sirvió para reclamar una mayor atención por parte del Partido Demócrata hacia la población negra y sus problemas.

Fuese por las indicaciones al respecto del Gillespie o no, el caso es que así sucedió: Johnson resultó elegido para un nuevo período presidencial en 1964 con un apabullante 61,1% de los votos, lo que permitió a los demócratas aprobar en el Congreso numerosos programas sociales en los campos dea la educación, las artes y las humanidades, la sanidad y la vivienda. Además, la promulgación de la Ley de Derecho al Voto de 1965, abrió definitivamente a los negros estadounidenses las puertas de los colegios electorales.

El "embajador del jazz", en su autobiografía "To Be or not to Bop: Memoirs of Dizzy Gillespie" (Al Fraser y Dizzy Gillespie. Doubleday. Nueva York, 1979) escribió: "[...] pienso que Estados Unidos necesita un presidente que tenga una visión espiritual de las cosas, por el bien del género humano. Este tipo de punto de vista es el más importante, en mi opinión, para un estadista. Hay que ir más allá de las divisiones para buscar la unidad" (tomado a partir del librito introductorio a "Dizzy Gillespie: Ultimate" en la serie "Estrellas del jazz" del diario El País, por Miquel Jurado) . ¡Ay, otro gallo cantaría en América -con sordina, tal vez- si el bueno de "Diz" hubiese llegado a rebautizar la Casa Blanca!

Podéis encontrar artículos sobre el tema en la History News Network de la George Mason University aquí (ENG), en el Michigan Daily Online aquí (ENG) y en el Guardian Unlimited Arts aquí (ENG).

sábado, 5 de mayo de 2007

Tiembla, Martínez Albertos

A Miles le entusiasma la idea. Foto: Anton Corbijn.

Claro que sí: vosotros sois “No America, no jazz”. Por eso, en la constante voluntad de mejora y de hacer esta experiencia lo menos onanista posible, os propongo una nueva forma de interacción que dinamitará las fronteras de la comunicación y hará que peligren las canas de más de un vetusto catedrático.

No sé si, como afirmaba Nietzsche, Dios ha muerto, pero el esquema clásico de la comunicación desde luego sí. ¡Al pilón con el emisor – mensaje – canal – receptor – código – contexto! ¡Comienza en “No America, no jazz” la era de la participación directa!

No se trata ya de que deis vuestra opinión en un cuestionario del tipo “¿qué te ha parecido este artículo?” después de que la entrada haya sido publicada –¿qué sentido tiene eso en estos “tiempos nuevos, tiempos salvajes”?-. A partir de ahora, vosotros dictaréis la agenda setting del blog, es decir, elegiréis el tema que abordaremos en el siguiente post de entre las opciones que os proponga, tecnología gratuita mediante. ¡Con “No America, no jazz” ser miembro de un consejo de redacción nunca fue tan fácil!

Y ya, sin más dilación, queda inaugurado este pantano:




Los resultados determinarán la temática de la siguiente entrada, que aparecerá, presumiblemente, en un día o dos. Gracias por ser parte imprescindible de "No America, no jazz".

jueves, 3 de mayo de 2007

Joaquín Chacón Sexteto y Ana Popovic

El guitarrista madrileño Joaquín Chacón a las puertas de la veteranía.
Foto: Javier Nombela.

En la agenda local más oficial aparecen dos citas con el jazz y el blues:

  • Sábado 5 de mayo
    Joaquín Chacón Sexteto
    Teatro Calderón (Sala Delibes)
    21:00 h.
    12 Euros
    + info

Y en el recientemente inaugurado Centro Cultural Miguel Delibes (con esto de las elecciones está quedando la ciudad monísima, oiga):

  • Viernes 18 de mayo
    Ana Popovic
    Centro Cultural Miguel Delibes, Auditorio nº2, Sala de Cámara
    21:00 h.
    20 Euros
    + info

Me da a mí en la nariz que, con estos precios, por muy hermosa que sea la señorita Popovic -que lo es- y mucho escenario que haya compartido con Bob Dylan y Ike Turner, van a tener que merendarse su blues entre aplausos enlatados. Las familias españolas están endeudadas hasta las cejas... ¿o acaso no leen los periódicos?

miércoles, 2 de mayo de 2007

A Andrew Hill, in memoriam

Andrew Hill: la tranquilidad de las cosas bien hechas. Foto: Thomas King.

A España llegan tarde hasta las malas noticias. Hoy aparecía en la edición impresa de El Mundo el obituario de Andrew Hill (Chicago, Illinois, 1931- Jersey City, Nueva Jersey, 2007), formidable pianista y compositor y uno de los fundadores de la corriente post bop.

En trabajos tan memorables como "Black Fire" (Blue Note, 1963) o "Point of departure" (Blue Note, 1964), Hill dotó al be bop de una audaz sofisticación, definiendo con sus complejas líneas armónicas y rítmicas un nuevo estilo que se nutría de otras vías exploratorias como el avant-garde o el jazz modal.

En su período que podríamos denominar de formación pudo acompañar a gigantes como Charlie Parker, Miles Davis o, tras mudarse a Nueva York, Dinah Washington. Sin embargo, desde su potente debut con "Black Fire", Hill se rodeará de consolidados músicos de su generación como Eric Dolphy, Freddie Hubbard, Elvin Jones, Joe Henderson o Tony Williams destinados a entrar en la Historia del jazz.

Pese a que, en mi humilde opinión, lo más interesante –que es mucho- de su discografía son los álbumes publicados para el sello Blue Note entre 1963 y 1969 bajo el ala del Alfred Lion, que lo nombró “su último gran protegido”, en sus posteriores producciones para casas como Freedom, East Wind, Soul Note o Palmetto, Hill mantuvo un alto nivel con destacables aportaciones entre las que se cuentan "Verona Rag" (Soul Note, 1986), "Eternal Spirit" (Blue Note, 1989) y "Dusk" (Palmetto, 1999).

El reconocimiento por parte del gran público fue tardío: “Dusk” fue elegido disco del año por las revistas Down Beat y Jazz Times y en 2003 fue galardonado con el Jazzpar Prize –algo así como el Nobel del jazz, salvando que se otorga en Copenhague-. En 2004 fue diagnosticado cáncer de pulmón terminal, pero, poseedor de una admirable vitalidad, aún tendría tiempo de publicar "Time Lines" (Blue Note, 2006) y de encarar “su trabajo y el futuro con entusiasmo” antes de fallecer el pasado 20 de abril.

De modo que, en sintonía con el desbordante optimismo de Andrew Hill -y el que quiera ver guiños espirituales, allá él-, creo adecuado terminar con buen sabor de boca de esta entrada. Os dejo con "New Monastery", de su colosal "Point of departure"...

Andrew Hill - New Monastery
[Point of departure. Blue Note, 1964]

martes, 1 de mayo de 2007

Stromboli en concierto

Pablo Sánchez y Miguel Zapatero, 2/3 de Stromboli, la pasada temporada en el Tío Molonio. Foto: Tío Molonio.

Un brevísimo pero necesario apunte en la agenda local:
  • Miércoles 2 de mayo
    Stromboli
    en Tío Molonio (c/Alamillos, 9, frente a la Facultad de Medicina)
    21:30 h.
Los pizzeros más dicharacheros de Valladolid regresan al Tío Molonio con ganas de demostrar una vez más por qué son todo un referente en el panorama local. No os lo perdáis.

lunes, 30 de abril de 2007

Parker según Cortázar

"Cuando te gegalan un geloj...":
el escritor argentino Julio Cortázar (Bruselas, 1914-París, 1984).

Sirva este comentario para animaros a leer a ese gigante de la literatura y gran apasionado del jazz que fue Julio Cortázar.


"-Vamos por aquí. Te llevaré al hotel en taxi.

-Eres la mar de bueno, Bruno -se burla Johnny-. El compañero Bruno anota en su libreta todo lo que uno le dice, salvo las cosas importantes. Nunca creí que pudieras equivocarte tanto hasta que Art me pasó el libro. Al principio me pareció que hablabas de algún otro, de Ronnie o de Marcel, y después Johnny de aquí y Johnny de allá, es decir que se trataba de mí y yo me preguntaba ¿pero éste soy yo?, y dale conmigo en Baltimore, y el Birdland, y que mi estilo... Oye -agrega casi fríamente-, no es que no me dé cuenta de que has escrito un libro para el público. Está muy bien y todo lo que dices sobre mi manera de tocar y de sentir el jazz me parece perfectamente O.K. ¿Para qué vamos a seguir discutiendo sobre el libro? Una basura en el Sena, esa paja que flota al lado del muelle, tu libro. Y yo esa otra paja, y tú esa botella que pasa por ahí cabeceando. Bruno, yo me voy a morir sin haber encontrado... sin...Lo sostengo por debajo de los brazos, lo apoyo en el pretil del muelle. Se está hundiendo en el delirio de siempre, murmura pedazos de palabras, escupe.

-Sin haber encontrado -repite-. Sin haber encontrado...

-¿Qué querías encontrar, hermano? -le digo-. No hay que pedir imposibles, lo que tú has encontrado bastaría para...

-Para ti, ya sé -dice rencorosamente Johnny-. Para Art, para Dédée, para Lan... No sabes cómo... Sí, a veces la puerta ha empezado a abrirse... Mira las dos pajas, se han encontrado, están bailando una frente a la otra... Es bonito, eh... Ha empezado a abrirse... el tiempo... yo te he dicho, me parece, que eso del tiempo... Bruno, toda mi vida he buscado en mi música que esa puerta se abriera al fin. Una nada, una rajita... Me acuerdo en Nueva York, una noche... Un vestido rojo. Sí, rojo, y le quedaba precioso. Bueno, una noche estábamos con Miles y Hal... llevábamos yo creo que una hora dándole a lo mismo, solos, tan felices... Miles tocó algo tan hermoso que casi me tira de la silla, y entonces me largué, cerré los ojos, volaba. Bruno, te juro que volaba... Me oía como si desde un sitio lejanísimo pero dentro de mí mismo, al lado de mí mismo, alguien estuviera de pie... No exactamente alguien... Mira la botella, es increíble cómo cabecea... No era alguien, uno busca comparaciones... Era la seguridad, el encuentro, como en algunos sueños, ¿no te parece?, cuando todo está resuelto, Lan y las chicas te esperan con un pavo al horno, en el auto no atrapas ninguna luz roja, todo va dulce como una bola de billar. Y lo que había a mi lado era como yo mismo pero sin ocupar ningún sitio, sin estar en Nueva York, y sobre todo sin tiempo, sin que después... sin que hubiera después... Por un rato no hubo más que siempre... Y yo no sabía que era mentira, que eso ocurría porque estaba perdido en la música, y que apenas acabara de tocar, porque al fin y al cabo alguna vez tenía que dejar que el pobre Hal se quitara las ganas en el piano, en ese mismo instante me caería de cabeza en mí mismo...

Llora dulcemente, se frota los ojos con sus manos sucias. Yo ya no sé qué hacer, es tan tarde, del río sube la humedad, nos vamos a resfriar los dos.

-Me parece que he querido nadar sin agua -murmura Johnny-. Me parece que he querido tener el vestido rojo de Lan pero sin Lan. Y Bee está muerta, Bruno. Yo creo que tú tienes razón, que tu libro está muy bien.

-Vamos, Johnny, no pienso ofenderme por lo que le encuentres de malo.

-No es eso, tu libro está bien porque... porque no tiene urnas, Bruno. Es como lo que toca Satchmo, tan limpio, tan puro. ¿A ti no te parece que lo que toca Satchmo es como un cumpleaños o una buena acción? Nosotros... Te digo que he querido nadar sin agua. Me pareció... pero hay que ser idiota... me pareció que un día iba a encontrar otra cosa. No estaba satisfecho, pensaba que las cosas buenas, el vestido rojo de Lan, y hasta Bee, eran como trampas para ratones, no sé explicarme de otra manera... Trampas para que uno se conforme, sabes, para que uno diga que todo está bien. Bruno, yo creo que Lan y el jazz, sí, hasta el jazz, eran como anuncios en una revista, cosas bonitas para que me quedara conforme como te quedas tú porque tienes París y tu mujer y tu trabajo... Yo tenía mi saxo... y mi sexo, como dice el libro. Todo lo que hacía falta. Trampas, querido... porque no puede ser que no haya otra cosa, no puede ser que estemos tan cerca, tan del otro lado de la puerta...

-Lo único que cuenta es dar de sí todo lo posible -digo, sintiéndome insuperablemente estúpido.

-Y ganar todos los años el referendum de Down Beat, claro -asiente Johnny-. Claro que sí, claro que sí, claro que sí. Claro que sí. Lo llevo poco a poco hacia la plaza. Por suerte hay un taxi en la esquina.

-Sobre todo no acepto a tu Dios -murmura Johnny-. No me vengas con eso, no lo permito. Y si realmente está del otro lado de la puerta, maldito si me importa. No tiene ningún mérito pasar al otro lado porque él te abra la puerta. Desfondarla a patadas, eso sí. Romperla a puñetazos, eyacular contra la puerta, mear un día entero contra la puerta. Aquella vez en Nueva York yo creo que abrí la puerta con mi música, hasta que tuve que parar y entonces el maldito me la cerró en la cara nada más que porque no le he rezado nunca, porque no le voy a rezar nunca, por que no quiero saber nada con ese portero de librea, ese abridor de puertas a cambio de una propina, ese...

Pobre Johnny, después se queja de que uno no ponga esas cosas en un libro. Las tres de la madrugada, madre mía."


Extracto de "El perseguidor", de Julio Cortázar, un relato de su libro "Las armas secretas" (1959). Encontraréis la versión íntegra del relato on-line aquí y otro fragmento leído por el propio autor sobre el "Out of nowhere" de Charlie Parker aquí. Para los nostálgicos del papel -o lectores como Dios manda, según se mire-, resulta muy recomendable la edición de Cátedra (Madrid, 2004), comentada por Susana Jakfalvi.

domingo, 29 de abril de 2007

Festivales Verano 2007

Chano Domínguez en la pasada edición del Festival de Jazz de San Sebastián.
Foto: Lolo Vasco.

Este verano pasad de prácticas en plantaciones bananeras, cursos de inglés sacaperras o vacaciones en Torrevieja con suegras y cuñados. Los tórridos meses de julio y agosto se llenan de festivales interesantes en los que evadirse de este cochino mundo. Aquí va una muestra de los más interesantes. Calimocheros abstenerse...

Tirón de orejas para aquellos festivales que no cuentan con página web o, peor aún, que no la actualizan debidamente. Resulta complicadísimo enterarse de si algunos siguen vigentes o fueron consecuencia colateral y precisa del blanqueo de capitales provenientes del "ladrillazo" costero.

viernes, 27 de abril de 2007

Drum Boogie

A mí, como a Chuck Norris, no me gusta repetir dos veces la misma cosa. Bien es cierto que la entrada de hoy está dedicada a Gene Krupa, el batería de la orquesta de Benny Goodman que os presenté en el post anterior. Sin embargo, no sólo de Goodman vivió Krupa.

En 1938, tras una pelea en público con el "rey del swing" en el Earl Theater de Philadelphia, el batería dejó la orquesta del clarinetista. El roce fue el fruto de una encarnizada lucha de egos en el seno de la banda, pues Goodman no estaba dispuesto a ceder su protagonismo de bandleader a un músico secundario que, no obstante, se había convertido por méritos propios en una estrella y uno de los grandes atractivos de su espectáculo. Dos meses después, Krupa formó su propia y exitosa banda con Roy Eldrige, a quien encumbraría definitivamente como el mejor trompetista de aquellos años, y la cantante Anita O’Day.

En 1941, en la cresta de su popularidad, Gene Krupa protagonizó con su orquesta un cameo en la película “Ball of fire”, escrita por Charles Brackett y Billy Wilder y dirigida por Howard Hawks. El célebre número de las cerillas en el epílogo a “Drum Boogie”, motivo de este comentario, llegó a eclipsar a dos actores de la talla Gary Cooper y Barbara Stanwyck -pese a que la voz que escuchéis en esta pieza musical es la de la vocalista Martha Tilton-.

Así pues, si aún no sabéis lo que quiere decir “boogie”, prestad mucha atención...

miércoles, 25 de abril de 2007

The King of Swing

Un pequeño capricho: la orquesta de Benny Goodman interpretando el clásico “Sing, sing, sing” en la película “Hollywood Hotel” (1937), de Busby Berkeley.

Boris Vian –sobre quien volveremos en otra ocasión- dedicó unas líneas en la revista Jazz-Hot a la “esterilidad total de este clarinetista sobrestimado”. Si bien es cierto que tampoco escatimó elogios al concierto del Carnegie Hall de 1938, lo que venía a denunciar Vian en aquel momento era la autoindulgencia y el espíritu acomodaticio en que había caído el swing, un estilo que se había hecho digerible para el gran público y sus bailoteos –mainstream means money- ahogando la voluntad innovadora del jazz en los previsibles fraseos de los metales de las grandes orquestas de hombres como Goodman, Artie Shaw, Count Basie o Glenn Miller.

La reacción vendría por parte de los músicos negros quienes, tras los conciertos de las orquestas en que tocaban –y Benny Goodman fue pionero en abrir su banda a los músicos de color-, se reunían para tocar por puro placer en jams improvisadas. En aquellos encuentros ya empezaban a brillar jóvenes como el trompetista Dizzy Gillespie y el saxofonista Charlie Parker, que canalizaron la voz de una negritud que no se sentía representada por las ataduras formales del swing y dieron forma a un estilo profundamente revolucionario: el be bop.

Pero eso es otra historia… Por ahora, situémonos en los años de esplendor de “la era del swing” (1935-1945) para disfrutar de la banda de Benny Goodman con unos impagables Harry James en el solo de trompeta y el showman Gene Krupa a la batería.

domingo, 22 de abril de 2007

La jerga del jazz

La anterior entrada de “No America, no jazz” estaba dedicada a Tom Waits (Pomona, California, 1949) , uno de los grandes outsiders del panorama musical norteamericano. Pese a que no se encuadra dentro del jazz, frecuentemente ha coqueteado con él y tanto su estética como su modo de vida destilan una clara influencia del movimiento contracultural de la Generación Beat, particularmente en su exploración del sentido rítmico y musical del jazz en la literatura. Waits ha versionado a Allen Ginsberg –es magnífica su lectura de “America” sobre la base de “Closing time”, un clásico entre los bootlegs-, Jack Kerouac y William S. Burroughs. Además, trabajó con este último y Robert Wilson en la siniestra opereta “The black rider” (Island, 1993). Sirva la entrada de hoy como excusa para quedarnos en los umbrales de la muy mitificada y poco comprendida Generación Beat, que abordaremos próximamente.

Para ir abriendo boca, reproduzco a continuación un fragmento de “This is the Beat Generation”, de James Campbell (“Loca sabiduría. Así fue la Generación Beat.”, traducción española de Breixo Viejo, Alba Editiorial, 2001.):

“Entre los primeros esclavos africanos que llegaron a comienzos del siglo XVII a la costa de Virginia había algunos a los que sus compañeros llamaban hipikats. Era una palabra del idioma wolof, que todavía hoy se habla en algunas zonas de África occidental. Hipikat era alguien sabio, inteligente, “enterado”, siempre atento y espabilado: matices que iban a heredar sus descendientes, el hep cat, el hip cat y el hipster.

Los wolof parlantes también empleaban la palabra
bugal, que significaba “molestar” o “irritar”, y que se mantuvo más o menos igual durante doscientos años, hasta que alguien la acortó cuando dijo en inglés Don’t bug me [No me molestes]. En wolof, deg o dega significaba “comprender” o “apreciar”; por eso hoy se utiliza You dig? [¿Entiendes?]. Gay se usaba como hoy se usa guy [tío], y honq, que significaba “rosa”, describía a cualquier blanco… sobre todo si éste molestaba a algún hep cat negro. Los hep cats de las décadas de 1920 y 1930 siguieron empleando una variante de esta palabra: honkie.

Algunas palabras que se usaban en el habla
jive provenían de los idiomas mandinga y bantú, y otras nacieron del cruce con expresiones de los habitantes de origen británico del sur de Estados Unidos. El blues, por ejemplo, nació tanto de las baladas escocesas e irlandesas como de los ritmos africanos, y el empleo de man [hombre, tío] como término de tratamiento ya se daba con normalidad entre los habitantes de las Highlands escocesas, muchos de los cuales dejaron sus tierras estériles por el puesto de capataz de esclavos o de propietario en las ricas plantaciones del sur.

Durante la década de 1930, con la popularización del swing y del jazz a través de la radio y de los discos, el
jive dejó de usarse exclusivamente en ambientes afroamericanos. Su glosario pasó de los negros a los músicos blancos, y en las revistas de jazz más relevantes se empezó a hablar de “la jerga del swing”. El vocabulario se convirtió en un rasgo distintivo del jazz; además de ser divertido, subrayaba la actitud vital del músico de jazz, expresada a través de los acordes cambiantes de su música y, en su habla, por la serie de alteraciones conocidas como jive, los siete significados de hip cat. El vocabulario servía a los negros para distanciarse del común de los oyentes; y a los blancos, para acercarse a la fascinación clandestina de los negros.”

Lo dicho, muy pronto -o no, según me dé- en "No America, no jazz"... los beats.

sábado, 21 de abril de 2007

The carpet needs a haircut...

Tom Waits en el show Fernwood Tonight, presentado por Martin Mull y Fred Willard, en 1977.

¿Es teatro? ¿Es jazz? Mmm... Es veneno, pero huele a canela. Tom Waits, el hombre de los "mil cuervos atrapados en su garganta", interpretando en directo "The piano has been drinking (not me)", de su disco "Small change" (Asylum, 1976.). Pure genius...

jueves, 19 de abril de 2007

Stanley Jordan

Stanley Jordan interpreta "Jumpin' Jack" en la One night in Blue Note de Nueva York, en 1985.

En su libro “Les grands créateurs de jazz” (“Los grandes creadores del jazz”, edición española de J.C. Cifuentes. Ediciones del Prado, 1993.), los célebres críticos y miembros de la Academia del jazz francesa Gérald Arnaud y Jacques Chesnel escribían en 1989:

“Sólo el futuro dirá si este gran solista lleno de expresividad y concentración –recuerda mucho a Hendrix cuando éste tocaba blues- es sencillamente un artista original o, por el contrario, un revolucionario que nos abre toda un nueva era de la guitarra.”

A Stanley Jordan (Chicago, Illinois, 1959) hay que agradecerle que más de uno abandonara la música para consagrar su vida a un trabajo serio y formar una familia. En lo más notable de su discografía, los tres discos que grabó para la Blue Note en los años 1985 y 1986, cuestiona los límites del bop y sofistica hasta extremos insospechados el mal avenido crossover, merced a una técnica tan única como audaz: el touch o tapping.

Esta forma de tocar la guitarra eléctrica tan pianística, pisando las cuerdas en el mástil con ambas manos, cuenta con precursores como Jimmy Webster, Lenny Breau, Edward Van Halen o Emmett Chapman. Sin embargo, Jordan, quien comenzó estudiando piano en sus años mozos, la depura, la expande y, sobre todo, la pone al servicio de su creación sin dejar que la eclipse, permitiéndole desarrollar dos líneas melódicas distintas y una endiablada versatilidad.

Para los más animosos –o con una autoestima a prueba de bomba-, podéis encontrar una guía introductoria a esta, como dicen ahora los modernetes, "epustuflante" técnica aquí (en inglés).

Hoy, una mayoría de edad más tarde del artículo de Arnaud y Chesnel, Stanley Jordan parece haber abandonado definitivamente la pecera, las giras, ese afán tan ochentero por salir en películas -e imploremos al Cielo que haya hecho otro tanto con esos bizarros ropajes- por la música terapéutica. Quizás con sus discos de "Relaxing music for difficult situations" (suena a coña, pero no) pueda curar el "corazón partío" de la legión de extasiados productores de saliva de sus performances que ahora trabajan de ocho a dos en ventanilla antes de recoger a Vanessa María y Montgomery José a la salida de las monjas.